La teoría del eterno retorno sería una tesis sin sentido si no tuviese como complemento aquel verso que dice que "uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida"; y así como para el artista catalán Joan Miró la pintura representaba un salto hacia la infancia, en la mayor parte de los artistas visuales priva de una pulsión por recuperar ese momento donde el asombro ocupa buena parte de la experiencia vital y se refleja en el acto creativo de la obra de arte.
El modo de retorno hacia el Edén, esta exposición de Guadalupe Lópezwongñis representa una narraticva visual cuyos capítulos nos invitan a contemplar, desde sus ojos, una visión sorprendente del Paraíso recuperado: imágenes, formas, evocaciones y colores de una etapa de descubrimientos que provocó, por añadidura, un encuentro con el Artista: esa deidad capaz de tomar un fragmento de tiempo y espacio para convertirlo en un nuevo universo.
Si existe una vocación común en los potosinos, ésta es la vocación de artista. Nuestra tierra posee todos los nutrientes necesarios -llámense paisajes, historia y cultura- para hacer brotar de sus entrañas el oro y la plata de sus creadores más notables, entre los cuales, por supuesto, debemos contar a Guadalupe Lópezwongñis, a quien agradezco su generosa disposición para compartir con nosotros, sus afortunados espectadores, una esquina de su universo interior.
Es por ello, y también porque a Secretaría de Cultura que me honra encabezar tiene por principio privilegiar la difusión de nuestro patrimonio local que seguimos impulsando decididamente a los artistas potosinos, para que dicho patrimonio se fortalezca y se incremento año tras año. Así, nuestra identidad y los valores sociales y culturales que la sostienen seguirán siendo un orgullo nuestro y un motivo de admiración para quienes nos contemplen desde afuera.
Para llegar a ese punto, los invito a que sigamos las "Huellas de Origen" de Guadalupe Lópezwongñis.
- Armando Herrera Silva